EL TORNEO DEL PRÍNCIPE WILLIAM
Era un día como otro cualquiera, un día cualquiera en invierno, quiero decir. Con miles de mantas envolviéndolo, el príncipe de la villa de Paterna se despertó muy entusiasmado: al día siguiente iba a empezar su famoso torneo anual del príncipe William. Esta fiesta era muy tradicional en el reino, ya que el premio era casarse con la doncella elegida, la más guapa, por supuesto. La joven tendría una cita con el ganador y si se gustaban y encajaban como dos piezas de un puzle anunciarían su boda ese mismo día.
El príncipe se fue a desayunar varias piezas de fruta con un vaso de agua en la gran mesa de su comedor alumbrado con el fuego que le habían preparado sus sirvientes. Estaba él solo y por una vez necesitaba a alguien en su vida, puede que una mujer para siempre...Lo cual era muy raro en él; se oía decir por la villa que era muy mujeriego. El príncipe empezó a pensar cómo podría conseguir a una mujer y le vino a la cabeza el gran torneo...
Bajó al patio de armas donde allí se reunía el que organizaba a los participantes, y le comunicó:
-Perdona, soy el príncipe William, quiero participar en mi torneo anual, para conseguir a mi amada, me he enterado de que vendrá Patricia y quiero ser el ganador. Sinceramente te lo digo, mi querido compañero, estoy enamorado de ella desde que quedamos para tomar el té una tarde, hace bastante tiempo. Quiero ser el ganador para tenerla por fin entre mis brazos.
-Señor, una de las normas es que los miembros de la familia real no pueden participar, pero... , si es por un amor verdadero, os apuntaré. Pero os impondré una sanción por incumplir las reglas: tendréis que luchar con el dragón de los montes si finalizáis y ganáis las demás pruebas. Ahora me tengo que marchar a preparar las pruebas, mañana nos vemos.
A la mañana siguiente mientras el príncipe intentaba armarse de valor, la villa estaba preparándose para comenzar el torneo, todos recogían sus pertenencias para alojarse en el palacio del príncipe mientras durase el torneo. Venían unos invitados muy especiales que tendrían la mejor habitación, eran los reyes de Bayarcal.
Cuando llegó la hora del gran torneo, se hicieron las numerosas pruebas, como la gran muralla, las carreras con caballos y lanzas… El príncipe fue el ganador de todas, y ahora tenía que luchar contra el dragón.
La lucha fue dura, y el dragón fue el ganador. Cuando la princesa Patricia vio al príncipe muerto, rompió a llorar, porque ella también estaba enamorada de él.
El apenado rey anunció: «Damas y caballeros, nuestro gran príncipe William me envió un mensaje para la preciosa princesa Patricia. Tú siempre le gustaste al gran príncipe, eras su favorita y si moría en la prueba del gran dragón no podría estar siempre solo porque tú le acompañarías en su corazón».
S.A., 3º B
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