lunes, 30 de diciembre de 2013

CUENTOS DE TERROR

CUENTO Nº 5



Era otro domingo aburrido y nublado. Yo no tenía ganas de hacer nada. Sin embargo, estaba en contra mí y me mandaron hacer miles de tareas, que, por supuesto, hice. Después salí a la parte de atrás de mi casa para tomar el aire. Decidía alejarme un poco, pues estaba aburrida. Iba paseando, y sólo oía el ruido de los coches.

No era un día soledad precisamente, sino más bien frío y con tanta niebla que ya me estaba arrepintiendo de haber salido. Decidí regresar a mi casa y empecé a notar un olor extraño que no lograba identificar. De repente, mi cuerpo no reaccionaba. Intentaba moverme y era como si  mi cuerpo se hubiera inmovilizado. Una sensación de terror se adueñó de mí. Intenté salir corriendo con todas mis fuerzas, y lo conseguí, pero una sombra oscura me perseguía. Cuanto más corría, más se acercaba a mí. De pronto, choqué con alguien, y la sombra desapareció. Era uno de mis vecinos. Después de pedir disculpas, subí corriendo hasta mi casa y me encerré en mi habitación. Mi madre se percató de mi presencia y me vino a preguntar si me pasaba algo. La convencía de que no pasaba nada. No quería preocupala.

El siguiente domingo volvía a ir por el mismo camino. Estaba intrigada y quería aclarar qué había pasado, pero iba temiéndome lo peor.  Se volvió a levantar mucha niebla y empezó a oler igual que el domingo anterior. De improviso, alguien me tapó la boca y, al mismo tiempo tiraba de mí por la chaqueta, tanto que me la rasgó. Ese ser, o lo que fuera, y me  susurraba al oído mi nombre, fría y lentamente.


Me despertó mi madre cuando había empezado a chillar. Era lunes y tenía que levantarme para ir al instituto. Pero… , cuando me levanté, me miré en el espejo y vi mi cara muy pálida, demasiado pálida, y me di cuenta de que había dormido vestida y de que mi chaqueta… ¡estaba rasgada como si alguien hubiera estado tirando de ella!


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