¡UNA NOCHE
ATERRADORA!
Hola, soy Emily Henrrie. Mis amigas y yo fallecimos 1997. Me gustaría
contar nuestra historia, aunque…
Era 31 de octubre, la noche Halloween. Yo estaba en mi cuarto arreglándome
para una fiesta. De repente, oí un chillido ensordecedor.
-¡Aaaaaaaaah!
Me di un susto de muerte. Creí que había pasado algo, pero no era así. Era
mi amiga Tifanniy que quería asustarme,
como todos los años.
-¡Tifannie! ¡Te tengo dicho todos los años que no me hagas eso! ¡Que soy una
miedosa!
-Bueno… relájate, tía, que ha sido una bromita de nada.
Bajé, pero primero me despedí de mi madre.
-¡Adiós, mamá!
-Adiós, hija, ten mucho cuidado…
Su voz me sonó algo extraña, pero no hice mucho caso. ¡Iba a pasármelo
bien, muy bien! Por el camino recogimos a otras amigas, Ángela y Gabriela.
-¿Te pasa algo? –me preguntaron.
-No…, no, no me pasa nada. Sólo estoy un poco inquieta –contesté.
Llegamos al local donde se celebraba la fiesta, entramos y nos quedamos
pasmadas, pues no había nadie. La habitación estaba oscura y fría. Era todo
demasiado raro. Nos quedamos mirando aquel tétrico lugar, y descubrimos en un
rincón unas escaleras viejas, casi derruidas. A pesar del miedo que teníamos,
subimos. Arriba encontramos un local sucio, lleno de telarañas, que sólo se
iluminaba por la luz de la calle que entraba por las ventanas. Allí había unos
libros, uno de ellos estaba abierto… Había escrito: “Cuenta una leyenda que
hace muchos años, unas amigas murieron asesinadas por la madre de una de ellas.
La mujer se suicidó y su espíritu vaga por la Tierra…”. Sonó mi el teléfono,
era mi madre.
-Dime, mamá.
-Hija, estoy aquí, baja, tenemos que hablar. Es urgente.
Colgó sin más explicaciones. Estaba
asustada, y le dije a mis amigas que me iba un momento, que no tardaría nada.
Bajé, pero no vi a nadie. Volví a subir. Mis amigas también empezaron a
inquietarse. De pronto, empezamos a oír el sonido como de un líquido que cae.
Levantamos la mirada y vimos que en la pared habían escrito con sangre: “Ha
llegado vuestra hora”. Nos miramos horrorizadas y echamos a correr escaleras
abajo. Abrimos la puerta del local y…
-¡Aaaaaaaaaaaah!
No hay comentarios:
Publicar un comentario