lunes, 24 de junio de 2013

CONCURSO LITERARIO 2013 - PRIMER CICLO - NARRATIVA

Llegó el día. Hoy, en el FESTIOLIVO, se entregan los premios del tradicional concurso literario organizado por nuestro departamento.

A lo largo del día irán apareciendo las obras premiadas. Enhorabuena a nuestros jóvenes literatos. 

Empezamos por el premio de narrativa del primer ciclo.

LA SOMBRA DEL GATO NEGRO


De nuevo aquel gato seguía allí, con sus ojos inyectados en sangre; no paraban de acecharme, y sus garras me apuntaban como cuchillos. Su mirada era fría y espeluznante, siempre me traía problemas.

Él estaba allí, como de costumbre: cuando la catástrofe me perseguía, en el momento en el que la muerte llamaba a mi puerta y cuando el infortunio estaba a la vuelta de la esquina. Todo parecía evidente, las veces que aquel animal había aparecido frente a mi puerta formaban parte del destino, quería guiarme por el mal camino. Aquella alimaña ansiaba que mi buena ventura acabara pronto. Nunca he sido muy supersticioso, pero aquel gato negro debía de ser la causa de aquellas invenciones de vieja, eso de que estos animales no traen buenos augurios. La verdad es que a mí estas cosas de la buena y l amala suerte no me han importado demasiado, pero al sentir esa mirada clavada en mí, esos ojos frívolos y cortantes, enseguida supe que nada bueno ocurriría.

Pero parecía que no había indicios de que se estuviera produciendo ningún contratiempo. Simplemente continuaba lloviendo, una cortina plateada que difuminaba la calle. La humedad empapaba el ambiente, como de costumbre por estas fechas. Me di la vuelta y pensé en devolverle al gato aquella mirada desafiante. “Vamos, ¿no tienes más que ofrecerme que una simple tormenta otoñal?” Pero, cuando me giré… el animal había desaparecido. ¿Dónde estaba? Se había evaporado como el humo. Entonces fue cuando una serie de malos acontecimientos empezaron a suceder. Mientras yo aún continuaba atónito en mitad de la acera, al otro lado de la calle, un camión hacía chirriar el asfalto con los neumáticos. La cara del conductor reflejaba el más puro pánico. Entonces fue cuando reaccioné. Ese camión estaba a escasos metros y en mi dirección. Me pregunté por qué no paraba si me estaba viendo. Farolas y vegetación fueron aplastadas por aquel gigante de hierro.

Traté de protegerme y, de pronto, el silencio se hizo en la calle. Entonces fue cuando se congeló el tiempo. De nuevo me encontraba frente a ese enorme vehículo. Pero este estaba a un palmo de mis narices, inmóvil; incapaz de herir a nadie, aunque sus ruedas siguieran en marcha. Súbitamente sentí un fuerte golpe en la frente y todo se volvió oscuro. Un escalofrío me recorrió entero. Aquel animal había vuelto a jugármela, y me pregunté “¿Qué será lo siguiente”.

La sirena de la ambulancia me despertó, sobresaltado ¿Había sido un sueño? Pero la misteriosa sombra del gato volvió a aparecer.

SANDRA USERO FUENTES, 2º A

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