Hoy nuestros alumnos de 1º de bachillerato y los de 3º A de la ESO han realizado un excursión cultural por Alcalá de Henares. Entre los lugares visitados estaba el Paraninfo. Hace sólo dos días, en los asientos que ellos ocupaban estaban sentadas personalidades de la vida política, económica y cultural, además de la familia y amigos de José Manuel Caballero Bonald, un poeta octogenario y gaditano que recibía el Premio Cervantes 2012, y lo hacía con un discurso que -dicen- emocionó a quienes lo escucharon. Allí estaban nuestros alumnos, y parece que todavía quedaba un eco de las palabras del poeta. En los próximos días leerán el discurso en clase, pero hoy lo dejamos aquí para que lo escuchen en la voz de su autor. Dejamos también aquí la prueba gráfica de su estancia en el Paraninfo.
Discurso íntegro de José Manuel Caballero Bonald al recibir el Premio Cervantes
El lector Al volver, burocráticos hombres con cartera descansan un momento. Hay un rumor de luces suspendidas, una dispersa claridad de voces, y en la tarde se abren los pájaros en fuga, el coro de las madres y de las bicicletas, un músico ambulante. La vida rutinaria es esta mansedumbre de gente que se llama, se besa, se despide, mientras el sol incendia las fachadas y se apaga en el agua de la fuente, en la botella del mendigo. Está la plaza llena todavía. Desde el balcón, sentado con un libro, comparto en soledad la jubilosa caída de la tarde. después habrá un misterio en cada esquina, un silencio de tilos y de sombras. Descenderá la noche saltando como un gato de ojos brillantísimos y por el decorado de la plaza, lejos ya del rumor de los talleres, veré cruzar extrañas siluetas, un loco en su caballo, un monarca asesino, una mujer adúltera de sueños descompuestos, el sabio que ha vendido su alma, detectives cargados de derrota, piratas infernales y también burocráticos seres con cartera que esconden en su vida rutinaria un estrangulador, un resistente de guerras y ciudades sometidas o tal vez un poeta. En mitad de la plaza hay alguien que se vuelve y levanta los ojos para buscar la luz en mi ventana, el faro de la noche y sus fantasmas.
Luis García Montero
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’.
Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida. Palabras extraídas del discurso que Federico García Lorca pronunció en la inauguración de la biblioteca de Fuente Vaqueros (Granada). Corría el año 1931.
No podía faltar. Cualquier departamento de Lengua y Literatura que se precie tiene que celebrarlo; y nosotros lo celebramos. Celebramos los libros y celebramos la Literatura cada día, en el acto íntimo de leer y en nuestra profesión, en la que cada día intentamos -con más o menos éxito- transmitir a nuestros alumnos el amor por los libros. Este vídeo casero es nuestro homenaje.
No sé si os he convencido de la grandeza de este autor. Probablemente no, pero nunca pierdo la esperanza de que algún día, alguno de vosotros sea capaz de leer y amar la mejor novela del mundo.